Tras sobrevivir a dos juicios políticos, numerosas acusaciones federales y estatales, demandas civiles y dos intentos de asesinato, Donald Trump ha ganado su segundo mandato como presidente en una de las reapariciones más sorprendentes e improbables de la historia política de Estados Unidos. En Florida, Trump aseguró a sus partidarios que Estados Unidos había entrado en una era dorada y prometió devolver al país su antiguo esplendor y supremacía.
Donald Trump también anunció que gobernaría con un lema sencillo que dice: “Promesas hechas, promesas cumplidas”. Una de esas promesas es que dará a los cristianos un poder político sin precedentes una vez que sea reelegido.1 Somos conscientes de que los líderes políticos cristianos en los Estados Unidos están trabajando para lograr que los Diez Mandamientos, la oración y la Biblia se enseñen en las escuelas públicas. También sabemos por inspiración que estos esfuerzos no se detendrán allí. Según el Espíritu de Profecía, las leyes dominicales están conectadas con esas políticas.
“En nuestro propio país hay mucho por hacer. Hay muchas ciudades a las que hay que entrar y a las que hay que advertir. Los evangelistas deberían estar encontrando su camino hacia todos los lugares donde las mentes de los hombres están agitadas por la cuestión de la legislación dominical y la enseñanza de la religión en las escuelas públicas. Es la negligencia de los Adventistas del Séptimo Día en aprovechar estas oportunidades providenciales lo que está impidiendo el avance de la causa” (Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 51).
Donald Trump ha hecho algunas declaraciones relacionadas con la profecía bíblica. Trump hará que Estados Unidos vuelva a ser poderoso y grande, lo que es coherente con la narrativa profética de Apocalipsis 13. Para que la marca de la bestia se imponga en todo el mundo, Estados Unidos tiene que poder hacerlo desde una posición de fuerza económica y militar. Trump, sin duda, restaurará la fuerza y el poder de esta nación, lo que incluye su promesa de dar un poder sin precedentes a las iglesias.
Algunos han argumentado que el Dr. Ben Carson será un vigilante en la administración Trump y le advertirá contra la ley dominical. Desafortunadamente, el Dr. Carson es uno de los autores del Proyecto 2025 y de hecho escribió el Capítulo 15.2 El Proyecto 2025 es el manual de las iglesias protestantes para recuperar la unión de la iglesia y el estado para garantizar una visión cristiana evangélica (con disposiciones sobre el descanso dominical) desde el primer día de una presidencia republicana.
El New York Times dijo lo siguiente sobre el Proyecto 2025 y Donald Trump:
“El expresidente Donald J. Trump ha afirmado en repetidas ocasiones que no tuvo nada que ver con el Proyecto 2025, la iniciativa de política conservadora de la Heritage Foundation para reformar el gobierno federal. Trump ha dicho que no ha leído sus propuestas y que no sabe quién está detrás de ellas… Las personas que están detrás del Proyecto 2025 no son ajenas al expresidente. El presidente de la Heritage Foundation, Kevin D. Roberts, y un cofundador, Edwin J. Feulner, se han reunido personalmente con Trump. Y el análisis del manual del Proyecto 2025 y sus 307 autores y colaboradores reveló que más de la mitad de ellos habían estado en la administración de Trump o en sus equipos de campaña o transición”.3
Por lo tanto, independientemente de quién esté en la Casa Blanca, la profecía se cumplirá, lo que significa que nos esperan tiempos difíciles. La libertad de conciencia sin duda se verá amenazada tanto por la izquierda como por la derecha. Mientras que un lado acabará imponiendo políticas cristianas apóstatas que están en conflicto con la palabra de Dios, el otro impondrá una agenda liberal que es impía y antibíblica. Había preocupaciones inmediatas con una administración Harris y preocupaciones más a largo plazo con una administración Trump, incluso si promueve una agenda conservadora.
¿Cómo respondemos a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024? En el libro de Jeremías, Dios da instrucciones a Su pueblo sobre cómo comportarse mientras estaban en el exilio en Babilonia. Aunque vivían fuera de su país natal, Dios les ordenó orar por sus líderes políticos y velar por el bienestar de la nación, porque en su paz, tendrían paz. Babilonia no era su hogar, al igual que este mundo no es nuestro hogar. Pero se les ordenó trabajar por el beneficio de aquellos con quienes vivían, aunque ese no fuera su hogar.
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: Edificad casas, y habitadlas; plantad huertos, y comed el fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; tomad mujeres para vuestros hijos, y dad mujeres a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; para que allí crezcáis, y no disminuyáis. Procurad, pues, la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.” Jeremías 29:4-7.
Como adventistas del séptimo día, nuestra lealtad primordial es hacia Dios y su reino. Sin embargo, aunque seamos extranjeros y peregrinos en este mundo, mediante el poder del evangelio eterno de Apocalipsis 14 y la oración, podemos trabajar para marcar una diferencia positiva en nuestras comunidades y ser un testimonio vivo de la gracia transformadora de Dios para nuestros líderes políticos.