Jon Pauline es profesor de religión en la Universidad de Loma Linda. Fue profesor en la Universidad Andrews durante 20 años y anteriormente fue decano de la Facultad de Religión de la misma universidad. También dirige una página de Facebook llamada Armageddon Headquarters, donde ofrece reflexiones sobre el Apocalipsis.
En una serie de publicaciones del 5 al 7 de marzo de 2025, Jon Pauline habló sobre la incertidumbre y la ambigüedad en torno a la interpretación de la imagen de la bestia. Pauline expresó lo siguiente:
• “La frase en este versículo no es la imagen ‘de’ la bestia, sino la imagen ‘para’ la bestia. El nexo entre imagen y bestia no es genitivo, sino dativo. Esta es una imagen ‘para’ la bestia. Lo que se enfatiza aquí no es tanto que la imagen se parezca a la bestia, sino que funciona ‘para’ la bestia (ESV, NRSV), ‘en honor’ de la bestia (NVI). Lo que se enfatiza aquí es que, al igual que la bestia terrestre, la imagen es una nueva entidad que actúa en nombre de la bestia marina.”1 “La imagen de la bestia no parece ser la misma que la de la bestia marina ni la de la bestia terrestre. Es un nuevo personaje en el drama que se parece a la bestia marina.2 Pero hay poca información en el texto que sirva de introducción o identificación, lo cual es inusual en Juan.”
Si el concepto de la imagen de la bestia se desarrolla más adelante en el libro, existen cuatro posibilidades principales; todas ellas centradas en el capítulo 17. La posibilidad más obvia es la bestia escarlata de ese capítulo. Esta bestia se parece a la bestia marina con sus siete cabezas y diez cuernos (Apocalipsis 13:1-2; 17:3), pero también es claramente diferente: no es religiosa en el mismo sentido que la bestia marina o la mujer del capítulo 17 (véanse las notas sobre 17:4-5). En Apocalipsis 17, la bestia se asocia con un “octavo” (17:11), que representa la unión de todo el poder político y militar al servicio de la Babilonia del fin del tiempo (la mujer que cabalga sobre la bestia, 17:7). Si la bestia de Apocalipsis 17 es la “imagen de la bestia”, la bestia terrestre utiliza su influencia política para desarrollar una “unión de naciones” al servicio de la unión mundial de instituciones religiosas durante un breve período y luego la destruye.3
Esta no es la primera vez que Jon Pauline pone en duda nuestras arraigadas perspectivas proféticas. Hace unos años, Pauline intentó revisar nuestra comprensión de que el domingo es la marca de la bestia, la veracidad del libro El Conflicto de los Siglos y el papel de Elena de White como profetisa del fin de los tiempos.
Es sumamente peligroso para cualquier Adventista del Séptimo Día ignorar enseñanzas claramente establecidas y considerar interpretaciones alternativas, ya que esto solo debilita la palabra profética segura y genera dudas sobre nuestras posturas históricas. Se nos ha confiado un mensaje profético distintivo, fundamentado en las Escrituras y confirmado mediante los escritos del Espíritu de Profecía.
Siempre que nos desviamos de estos fundamentos, abrimos la puerta al escepticismo, la incredulidad, el ecumenismo y la erosión de nuestra identidad como pueblo remanente de Dios. Esto no es solo una cuestión académica, sino un asunto de consecuencias eternas.
Los Adventistas del Séptimo Día siempre han interpretado la «imagen de la bestia» de Apocalipsis 13:14-15 como un futuro sistema político protestante apóstata en Estados Unidos que impondrá leyes que impondrán la adoración falsa. Esta interpretación nunca ha estado en duda, hasta hace poco. La imagen se refiere a una futura unión del protestantismo apóstata con el poder estatal, reflejando la autoridad del papado en la época medieval. Los adventistas siempre han creído que esta «imagen» resultará en la imposición del culto dominical mediante legislación civil, en oposición al sábado bíblico de Dios.
JN Andrews fue uno de los principales líderes de la iglesia, un erudito bíblico, un escritor prolífico y un importante contribuyente a la formación de nuestra misión, y aplicó inequívocamente la interpretación de la imagen de la bestia a las iglesias protestantes caídas.
• Finalmente, tras definir ‘la bestia’ y ‘la bestia de dos cuernos’, Andrews interpretó ‘la imagen de la bestia’ (Apocalipsis 13:14, 15). Basándose en su interpretación previa de que la ‘bestia era, en realidad, una iglesia investida de poder y autoridad civil mediante la cual daba muerte a los santos de Dios’ (Apocalipsis 13:5-8; Daniel 7:23-26), concluyó que ‘ una imagen de la bestia debe ser, entonces, otra iglesia investida de poder y autoridad civil’.para dar muerte a los santos de Dios’. Esto, dijo Andrews, no podía ser ‘nada más que la iglesia protestante corrupta y caída'» (Fundamentos del mensaje y la misión adventista del séptimo día, pág. 204).
John N. Loughborough fue otro de los primeros ministros y líderes adventistas del séptimo día y aplicó la imagen de la bestia a las iglesias de los Estados Unidos que aprobaron leyes para imponer su religión.
«Loughborough profundizó en el concepto de la imagen de la bestia. Centrándose en la relación Iglesia-Estado, afirmó que «todo lo que falta para completar una imagen del papado es simplemente una unión de acción entre la Iglesia y el Estado, y que las iglesias tengan control sobre las leyes para imponer sanciones a los herejes o a quienes no obedecen sus principios». Predijo que ‘si Estados Unidos, como organismo, aprobara una ley que estableciera que el domingo debe santificarse o no ser profanado por el trabajo, habría, en mi opinión, una imagen del papado; pues la ley estaría entonces en manos de la iglesia, y esta podría imponer sanciones a quienes no obedecieran la institución dominical'» (Fundamentos del Mensaje y la Misión Adventista del Séptimo Día, pág. 205).
Elena White, fundadora y profetisa de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, afirmó claramente que la imagen de la bestia en Apocalipsis 13 es una futura unión de iglesias protestantes apóstatas con el gobierno civil en los Estados Unidos, haciendo cumplir las leyes religiosas.
• “Cuando las principales iglesias de los Estados Unidos, uniéndose en torno a los puntos de doctrina que tienen en común, influyan en el estado para hacer cumplir sus decretos y sostener sus instituciones, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana … La ‘imagen de la bestia’ representa esa forma de protestantismo apóstata que se desarrollará cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del poder civil para hacer cumplir sus dogmas” (El Conflicto de los Siglos, pág. 445).
¿Por qué no podemos simplemente decir lo que Dios dice sobre la imagen de la bestia? Muchos pastores y líderes hoy se niegan a identificar la bestia, la imagen o la marca por temor a distanciarse del movimiento ecuménico y ser percibidos como extraños o extremistas. En una época donde la unidad religiosa se valora por encima de la verdad bíblica, se resisten a proclamar el testimonio directo que Dios ha dado a su iglesia remanente. Esta reticencia no es solo una cuestión de preferencia, sino una traición a la sagrada responsabilidad que se les confió como centinelas en los muros de Sión.
La Biblia y el Espíritu de Profecía son claros sobre la crisis venidera, y el silencio al respecto deja a las almas desprevenidas para la prueba final. Evitar predicar estas verdades vitales por temor a ofender a otros es anteponer la opinión humana a la revelación divina. Los verdaderos ministros de Dios deben mantenerse firmes, declarando su palabra profética sin disculparse. No hacerlo significa conducir a las almas al engaño en lugar de a la preparación necesaria para lo que está a punto de estallar sobre el mundo como una sorpresa abrumadora.
«El Señor da una verdad especial para el pueblo en una emergencia. ¿Quién se atreve a negarse a publicarla? Él manda a sus siervos a presentar la última invitación de misericordia al mundo. No pueden permanecer callados, salvo a riesgo de sus almas. Los embajadores de Cristo no se preocupan por las consecuencias. Deben cumplir con su deber y dejar los resultados en manos de Dios» (El Conflicto de los Siglos, pág. 609).