A lo largo de los años, los adventistas han adoptado el movimiento ecuménico, la teología evangélica, los estándares mundanos de vestimenta y, más recientemente, los estilos de adoración de las iglesias que guardan el domingo. En el video de arriba, verá a nuestros jóvenes en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Tamarind Avenue en California1 y en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Plantation en Florida2, bailando al son de la canción gospel llamada “Victory Live” de Tye Tribbett, un pastor dominical conocido por sus escandalosas actuaciones de “volverse loco”.3 Revise abajo
Esto es lo que los jóvenes adventistas tratan de imitar. Estas son las nuevas normas de adoración y alabanza para la próxima generación de Adventistas del Séptimo Día, mientras los jóvenes están siendo seducidos a imitar a las iglesias que guardan el domingo. El apóstol Pablo advirtió a los cristianos de su época que no siguieran las costumbres de los templos paganos de Corinto: “Sabéis que cuando erais gentiles, erais arrastrados a los ídolos mudos, como se os llevaba” (1 Corintios 12:2). También les recordó que “lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios” (1 Corintios 10:20).
En otras palabras, Pablo enseñó que estos templos paganos de su época eran iglesias falsas con estilos de adoración falsos. Más tarde Pablo les advirtió: “¿Qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor” (2 Corintios 6:16-17).
Él claramente advirtió contra la imitación de la cultura de su época. Además, Pablo le dijo a Tito que los ancianos deben ser capaces de “exhortar con sana doctrina y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9), y que las bocas de los falsos maestros “deben ser tapadas” (Tito 1:11). Judas instó a los cristianos a “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
Cuando nuestro mensaje es similar al de las iglesias populares, cuando nuestros estilos de adoración reflejan a los que constituyen Babilonia, cuando hay un espíritu de afirmación hacia todo lo que el mundo hace, cuando no hay amonestaciones a la reforma moral, y cuando todos estos énfasis humanistas se vuelven dominantes en la iglesia—entonces todo esto es una indicación de que verdaderamente hemos sido infiltrados por “influencias paganas” y nos hemos conformado a la cultura del mundo con sus “costumbres, hábitos y principios” (Patriarcas y Profetas, p. 458).
“Dios exige ahora de su pueblo una distinción tan grande respecto del mundo, en cuanto a costumbres, hábitos y principios, como la que exigió de Israel en la antigüedad. Si siguen fielmente las enseñanzas de su Palabra, esta distinción existirá; no puede ser de otra manera. Las advertencias dadas a los hebreos contra la asimilación con los paganos no fueron más directas ni explícitas que las que prohíben a los cristianos conformarse al espíritu y las costumbres de los impíos.” Patriarcas y profetas, pág. 458.