El 19 de diciembre de 2024, el papa Francisco y el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, mantuvieron ayer una conversación telefónica en la que abordaron cuestiones sociales globales, con especial atención a los esfuerzos por promover la paz en el mundo. La llamada se produce a pocas semanas de que finalice el mandato de Biden, que dará paso una vez más a Donald Trump, que arrasó en las elecciones presidenciales celebradas en noviembre.
Según la Casa Blanca, el presidente estadounidense expresó su gratitud al Papa, lo que refleja la admiración de Biden por el Papa Francisco. La Casa Blanca publicó el siguiente comunicado:
“Hoy, el presidente Joseph R. Biden, Jr. habló con Su Santidad el Papa Francisco para hablar sobre los esfuerzos para promover la paz en todo el mundo durante la temporada navideña. El presidente agradeció al Papa por su constante apoyo para aliviar el sufrimiento global, incluido su trabajo para promover los derechos humanos y proteger las libertades religiosas. El presidente Biden también aceptó amablemente la invitación de Su Santidad el Papa Francisco para visitar el Vaticano el próximo mes”.1
Esta reunión marcará el final simbólico del actual mandato presidencial de los Estados Unidos y subrayará la importancia de la relación entre los Estados Unidos y la Santa Sede. Este tipo de colaboración entre las dos bestias del Apocalipsis 13 seguirá creciendo y, en última instancia, se considerará una alianza necesaria para lograr un cambio religioso, social y político permanente. Roma está asumiendo un papel más activo en la facilitación de la política global, y los políticos y los gobiernos se están uniendo para implementar estas llamadas reformas. Esta tendencia hacia la unidad política y religiosa es la base de la crisis final.
Cuidémonos de esa unión. La profecía declara que se utilizará ese marco para implementar la marca de la bestia mediante el establecimiento de la observancia del domingo por ley:
“Y la adorarán todos los moradores de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.” Apocalipsis 13:8.
“Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.” Apocalipsis 13:12.
Los versículos anteriores describen un requisito religioso impuesto por el estado. La semilla de este desarrollo surgirá como resultado de la estrecha cooperación entre Roma y los Estados Unidos. Y aunque todo el mundo puede estar a favor de esta cooperación, Dios está en contra. El poder de la bestia de Apocalipsis 13 finalmente pronunciará una pena de muerte sobre aquellos que se nieguen a adorar a la bestia y recibir su marca, pero Dios pronunciará la pena de muerte eterna sobre aquellos que lo hagan (Apocalipsis 14:9).
El escenario de este conflicto final se está desarrollando ante nuestros ojos. Los gobiernos deben tener mucho cuidado de no participar en ningún intento de imponer propaganda religiosa a su pueblo por medio de la ley. Eso no es asunto del Estado, y la religión siempre está en una condición espiritual mucho más saludable cuando sus doctrinas se limitan a su propia esfera legítima y se alejan de la política. Establecer una prueba religiosa en estos últimos días es algo que Dios nunca autorizó ni ordenó, y sólo traerá persecución a las minorías.
“Tarde o temprano se aprobarán leyes dominicales, pero los siervos de Dios tienen mucho que hacer para advertir a la gente. Esta obra se ha visto muy retrasada por tener que esperar y oponerse a las maquinaciones de Satanás, que han estado tratando de encontrar un lugar en nuestra obra. Llevamos años de retraso” (Review and Herald, 16 de febrero de 1905).