El vicepresidente JD Vance, un católico converso, ha expresado su respeto por el liderazgo del pontífice. Hablando en el Desayuno Nacional de Oración Católica el 28 de febrero de 2025, Vance reconoció la reciente crítica del Papa Francisco a las políticas de inmigración de la administración Trump, pero en su lugar enfatizó su respeto por la dedicación del Papa a la comunidad católica mundial, dirigiendo una oración por la salud de Francisco durante el evento. Vance describió al Papa como un verdadero pastor que se preocupa por el rebaño de cristianos bajo su liderazgo. Esta postura resalta el reconocimiento de Vance al Papa Francisco como el jefe legítimo de la Iglesia Católica, a pesar de los ultraconservadores dentro de la Iglesia que cuestionan la legitimidad del Papa. Vance también advirtió a los católicos conservadores que no se preocupen tanto por cada palabra pronunciada por el Papado.
JD Vance es, con diferencia, el católico romano conservador más influyente de los Estados Unidos y ha emergido como un líder destacado dentro del movimiento conservador cristiano, como lo demuestra su activo apoyo al Proyecto 2025, al que calificó de “arma esencial”.1 JD Vance también elogió a Kevin Roberts, presidente de The Heritage Foundation y arquitecto del Proyecto 2025, al escribir el prólogo del nuevo libro de Roberts.2 A través de tales respaldos y su influyente papel político, Vance se ha posicionado a la vanguardia de los esfuerzos para infundir principios conservadores cristianos en las políticas gubernamentales de Estados Unidos, lo que refleja los objetivos estratégicos del Proyecto 2025.
Y a pesar de sus diferencias con el Papa Francisco, Vance sigue reconociendo al Papado actual como la verdadera autoridad de la Iglesia y permanece unido a él en la fe, a quien llamó el “Santo Padre”. Trágicamente, este es un título que pertenece solo a Dios. La Biblia deja en claro que solo Dios es nuestro Padre, como Jesús mismo enseña en Mateo 23:9: “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el que está en los cielos”. Este versículo enfatiza que, en última instancia, toda alabanza a la autoridad pertenece únicamente a Dios. El uso del título “Santo Padre” para cualquier hombre, incluido el Papa, contradice esta enseñanza bíblica. La Escritura llama a los creyentes a honrar y seguir la palabra de Dios por encima de las tradiciones humanas, asegurando que se dé reverencia solo a Aquel que es verdaderamente soberano.