Independientemente de que el próximo papa sea conservador, moderado o liberal, el Vaticano opera de acuerdo con una agenda profética de larga data que trasciende a cualquier líder individual. Todos los papas, independientemente de sus inclinaciones políticas o sociales, han enfatizado pública y enfáticamente la “santidad del domingo” y la “inmortalidad del alma”, o espiritismo, los “dos grandes errores” que Satanás usará para “engañar al pueblo” (El conflicto de los siglos, p. 588). No importa quién se siente en el trono papal, el sistema mismo está avanzando hacia el cumplimiento de estas predicciones, asegurando que lo que se ha profetizado se hará realidad.
Según un artículo publicado por The Gateway Pundit el 25 de febrero de 2025, el Papa Francisco ha designado estratégicamente a un número significativo de cardenales que se alinean con su visión progresista para la Iglesia Católica, apilando efectivamente el Colegio Cardenalicio para asegurar que su sucesor continúe con su agenda de tendencia izquierdista. El artículo dice que el Papa Francisco ha cambiado efectivamente el equilibrio ideológico del cuerpo de votantes que elegirá al próximo Papa a través del número récord de cardenales que ha designado. Muchos de sus designados comparten sus puntos de vista sobre cuestiones sociales y teológicas, asegurando que cuando llegue el momento de elegir a su sucesor, la mayoría de los cardenales votantes se inclinarán a elegir a alguien que continúe con el legado progresista de Francisco, lo que hace muy poco probable que un Papa conservador recupere el Papado en el futuro inmediato.
The Gateway Pundit publicó lo siguiente:
• “De 138 cardenales elegibles para votar por el próximo Papa –menores de 80 años– no menos de 110 fueron designados por el Papa Francisco –alrededor del 80 por ciento”. “Con sus nombramientos quiere asegurar un proceso que produzca el Papa que la Iglesia necesita para estos tiempos.” “Con tantos miembros del Colegio Cardenalicio designados por él, se espera que los ‘progresistas’ tengan fácilmente los números necesarios para superar a los conservadores».1
Según el libro El conflicto de los siglos, el objetivo último del papado sigue siendo el mismo, independientemente de quién sea el próximo elegido: recuperar la autoridad religiosa y política a escala mundial e influir en las naciones, especialmente en los Estados Unidos, para que apliquen sus doctrinas, en particular la observancia del domingo. Aunque los distintos papas pueden adoptar distintas estrategias (algunos enfatizando el ecumenismo, otros reforzando el tradicionalismo), la misión subyacente del Vaticano es firme e inquebrantable.
“La Iglesia romana tiene planes y modos de operar de largo alcance. Está empleando todos los medios para extender su influencia y aumentar su poder en preparación para un conflicto feroz y decidido para recuperar el control del mundo, restablecer la persecución y deshacer todo lo que el protestantismo ha hecho. El catolicismo está ganando terreno por todos lados” (El Conflicto de los Siglos, pág. 565).
Aquí se nos dice que el papado está tratando de recuperar el poder temporal y la influencia que tuvo durante la Edad Media. El objetivo final de Roma es unir a la iglesia y al estado bajo su autoridad imponiendo la observancia religiosa mediante el poder civil. La hermana White también advierte que el papado tiene como objetivo socavar la libertad religiosa, imponer sus doctrinas (especialmente el culto dominical en lugar del sábado bíblico) y, finalmente, conducir al mundo a un sistema de engaño espiritual que se opone a la verdad de Dios.
“Los dignatarios de la Iglesia y del Estado se unirán para sobornar, persuadir u obligar a todas las clases a honrar el domingo. La falta de autoridad divina se suplirá con decretos opresivos. La corrupción política está destruyendo el amor a la justicia y el respeto por la verdad; e incluso en la América libre, los gobernantes y legisladores, para asegurarse el favor público, cederán a la demanda popular de una ley que imponga la observancia del domingo” (El Conflicto de los Siglos, pág. 592).
Esta es la estrategia en la que está trabajando el Vaticano: la América protestante formará una imagen de la bestia y utilizará su fuerza económica y política para imponer el culto al papado, y todo el mundo se sumará.
“Estados Unidos hará cumplir la observancia del domingo, que Roma reclama como el reconocimiento especial de su supremacía. Pero en este homenaje al papado, Estados Unidos no estará solo. La influencia de Roma en los países que una vez reconocieron su dominio aún está lejos de ser destruida… Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, el papado recibirá homenaje en el honor que se le rinde a la institución del domingo, que se basa únicamente en la autoridad de la Iglesia Romana” (El Conflicto de los Siglos, p. 578).
La influencia de Roma se está fortaleciendo de manera constante en todo el mundo, particularmente en la política estadounidense. A través de sus numerosos agentes, entre ellos políticos católicos y evangélicos, el papado está impulsando sutilmente su agenda, trabajando para unir a la Iglesia y al Estado bajo su autoridad moral. En Estados Unidos, las iglesias protestantes y los líderes políticos se están alineando cada vez más con el modelo católico de alianzas entre la Iglesia y el Estado en cuestiones como la oración en las escuelas públicas, los valores familiares, el apoyo a las políticas cristianas y la observancia del domingo.
Como advirtió Elena G. White, este creciente despertar religioso en nuestros sistemas políticos nos está llevando a un tiempo en el que se revelarán los verdaderos propósitos de Roma, cuando se promulgarán leyes que impongan sus doctrinas, especialmente la santidad del domingo, bajo el pretexto de salvar a nuestra sociedad cristiana, cumpliendo así la profecía y trayendo la crisis final sobre el pueblo fiel de Dios.